miércoles, 30 de marzo de 2011

Entre la indiferencia y la susceptibilidad

Nuestra cultura tiene muchos signos de espectáculo (show)... pareciera que la vida no tiene sentido si no nos "hacemos ver" ("solo si apareces en los medios existes"), la imagen lo es todo (como te ves, como te vistes, qué es lo que vistes)... hasta pareciera que quien grita más fuerte (o hace más ruido) es quien tiene la razón.
- Tú eres muy prudente. Le dijo y añadió - necesitamos alguien más activo que gestione procesos. Quizá en ese momento, esa persona, estaba entendiendo por prudencia sinónimos de temeroso, calmo, quedo y la persona que escuchaba eso recordaba una semejanza:
"La prudencia es una virtud como la de aquel que conduce por una carretera y va a 100 km por hora o 20 dependiendo de las necesidades, circunstancias o limitaciones de la carretera"
¿Qué dice la gente de mi? podría ser una loca carrera hacia la indiferencia, es decir "No estoy ni ahí", "no me importa el qué dirán" o una enfermiza preocupación obsesiva por la opinión ajena.
En una cultura del espectáculo que responde al Rating quizá se sobrevalúe la opinión y el interés de los demás por lo que uno es u ofrece.

Los sabios latinos afirmaban "Virtus in medio est", que es como decir que el comportamiento saludable está en el medio. Es importante considerar la opinión de los otros (somos seres que nos construimos-realizamos en relación con los otros) pero confrontada con una justa y verás mirada hacia dentro nuestro. Que esa es, justamente, la humildad: mirarnos de frente a nuestra verdad.

jueves, 10 de marzo de 2011

Vox populi vox dei

Dicen por ahí que "la voz del pueblo es la voz de Dios"; pero ¿existe "el pueblo"?
¿Que tal si la realidad es la persona, el ser humano, varón o mujer que interactúa con otros en un determinado tiempo y espacio construyendo su propia historia junto a esos otros?
¿Será que esa expresión busque validar el pensamiento o los deseos de la mayoría sin que interese, mayormente, que terminará siendo una imposición a las minorías que, normalmente, permanecen calladas?
¿Que tal si esa mayoría tan solo comunica, a modo de virus, ignorancias y temores?
Cuando el ser humano se contenta con lo que ve delante de sus ojos sin interesarle conocer más, descubrir más (piensa en los niños que continuamente se asombran ante cada nuevo descubrimiento y no se cansan de seguir investigando, probando, experimentando), quizá tan solo apoyándose en lo que le dice el vecino... quizá... construimos realidades que no son ciertas.
Aun cuando hay "razones del corazón que la razón no entiende" (Blas Pascal) si no te detienes a reflexionar sobre lo que aprendes, sobre lo que haces, sobre tus logros o tus errores, incluso sobre tus temores y tus fuentes de valor quizá solo formes parte del gran grupo de aquellos que siguen la opinión de otros.
Así... la voz del pueblo será simplemente una excusa para imponer (ideas, ideologías, deseos, percepciones, ...)  a quienes no tienen acceso a hacer escuchar su voz.

miércoles, 2 de marzo de 2011

¿realidad?

Estoy pensando en este momento en las formas en que se van instalando en la cultura modelos de temor y desconfianza, algunos de ellos de manera totalmente emocional e inconsciente.
Por ejemplo, ¿cuantos de nuestros odios, temores, desconfianzas y/o prejuicios culturales vienen más de los medios de comunicación que de la realidad verdadera?
Por ejemplo, en mi niñez recuerdo que cuando aparecían un grupo de gitanas, enseguida cerrábamos las puertas de la casa o cuando estábamos por la calle, enseguida nos poníamos a la defensiva... la voz popular era que robaban y había que desconfiar de sus encantos o "modos encantadores".
La voz popular, lo que dicen los vecinos, lo que dicen los amigos... lo que la mayoría dice... pareciera que se trata de una verdad que hay que considerar.
Evidentemente los estereotipos presentados en películas, seriales de televisión, telenovelas, comics, comedia; como son aceptados emocionalmente (porque nos gusta, porque nos causa algún tipo de placer -estético, hedonista, moral, práctico- o porque provoque una reacción, por ejemplo, rabia, temor, ansiedad, alegría...) terminan anidando en nuestros corazones más fácil de lo que podríamos pensar.
Cuantas "verdades" expresadas con mucha seguridad en realidad más que verdades son opiniones vertidas por personas amigas o pensadores con los que tenemos ciertas afinidades.
Los niños viven las imágenes de la televisión tan emocionalmente que no hacen diferencia entre ficción y realidad (yo conocí a un niño que se lanzó de la ventana del segundo piso de su casa después de ver la película de superman) por eso un adulto debiera ayudarles a diferenciarlas.
Los adolescentes viven presionados por una cultura erotizada que muestra que si no tiene relaciones sexuales antes de salir del colegio "no es normal". Hoy psicólogos como Pilar Sordo relatan experiencias donde  demuestran que cuando se libera a los adolescentes de esa presión no solo les hace bien, sino que comienzan a desarrollar una cultura (una forma de vida, más saludable).
Cuando el Dios en el que creemos (como es el Dios de Jesucristo) no hace diferencia entre buenos y malos ("hace salir el sol...") porque es PADRE amoroso que sale a esperar cada atardecer el retorno de su hijo, no hay lugar para temores.
Pero ésta, es una realidad que se construye, no es magia. Acompañar con afecto, ayudar a discernir, a descubrir nuestros errores, a valorar nuestros esfuerzos y logros, a buscar maneras conjuntas para salir de entuertos, ..... es una responsabilidad de todos; pero especialmente de los padres, primeros responsables de la educación de sus hijos.