miércoles, 4 de agosto de 2010

Buenos y malos

¿De verdad?

¿Te ha pasado que un niño o niña te haya preguntado quien es el bueno o malo de una película?

Para los niños es relativamente fácil identificar quienes hacen de malos o buenos de una película. En realidad el mundo de la narración suele subrayar las características de los personajes para que quede claro quien es el malo o el bueno. Pero, claro, eso se da en el mundo de la narración y de los medios de comunicación.

En la vida de cada día nunca es tan fácil identificar al malo o al bueno o, en consecuencia, clasificar a las personas. De hecho el libro del Génesis enseña que todos somos un éxito de la creación: “y vio (Dios) que era muy bueno” (Gn 1, 31): todos somos buenos.

Somos un éxito de la creación que tiene el poder de decidir, de elegir. Si no fuésemos libres no podríamos corresponder al Amor que nos creó (no seríamos capaces de amar). De esta manera, podemos ser responsables de nuestras decisiones; aun cuando no alcancemos a ser responsables de las consecuencias de nuestras decisiones: “Y, así, no hago el bien que quiero sino el mal que no quiero” (Rm 7, 19) .Todos buscamos algún bien y, en esta búsqueda, es posible que nos equivoquemos al elegir bienes creyendo que son EL BIEN.

El instinto no deja lugar a la equivocación, hace lo que está programado, en cambio el ser humano, amado de Dios, aprende en la vida (por lo menos eso es de esperarse) a comprender las consecuencias de sus acciones y amar, en ellas, a sí mismo y a los demás. Es una comprensión que se hace compasión, cercanía, perdón, encuentro.

Que este Dios, quien se fió de nosotros al crearnos así, llene nuestros corazones de tal manera que podamos ser compasivos con nosotros mismos y con quienes nos rodean.

Marco Antonio Bellott P.