miércoles, 2 de marzo de 2011

¿realidad?

Estoy pensando en este momento en las formas en que se van instalando en la cultura modelos de temor y desconfianza, algunos de ellos de manera totalmente emocional e inconsciente.
Por ejemplo, ¿cuantos de nuestros odios, temores, desconfianzas y/o prejuicios culturales vienen más de los medios de comunicación que de la realidad verdadera?
Por ejemplo, en mi niñez recuerdo que cuando aparecían un grupo de gitanas, enseguida cerrábamos las puertas de la casa o cuando estábamos por la calle, enseguida nos poníamos a la defensiva... la voz popular era que robaban y había que desconfiar de sus encantos o "modos encantadores".
La voz popular, lo que dicen los vecinos, lo que dicen los amigos... lo que la mayoría dice... pareciera que se trata de una verdad que hay que considerar.
Evidentemente los estereotipos presentados en películas, seriales de televisión, telenovelas, comics, comedia; como son aceptados emocionalmente (porque nos gusta, porque nos causa algún tipo de placer -estético, hedonista, moral, práctico- o porque provoque una reacción, por ejemplo, rabia, temor, ansiedad, alegría...) terminan anidando en nuestros corazones más fácil de lo que podríamos pensar.
Cuantas "verdades" expresadas con mucha seguridad en realidad más que verdades son opiniones vertidas por personas amigas o pensadores con los que tenemos ciertas afinidades.
Los niños viven las imágenes de la televisión tan emocionalmente que no hacen diferencia entre ficción y realidad (yo conocí a un niño que se lanzó de la ventana del segundo piso de su casa después de ver la película de superman) por eso un adulto debiera ayudarles a diferenciarlas.
Los adolescentes viven presionados por una cultura erotizada que muestra que si no tiene relaciones sexuales antes de salir del colegio "no es normal". Hoy psicólogos como Pilar Sordo relatan experiencias donde  demuestran que cuando se libera a los adolescentes de esa presión no solo les hace bien, sino que comienzan a desarrollar una cultura (una forma de vida, más saludable).
Cuando el Dios en el que creemos (como es el Dios de Jesucristo) no hace diferencia entre buenos y malos ("hace salir el sol...") porque es PADRE amoroso que sale a esperar cada atardecer el retorno de su hijo, no hay lugar para temores.
Pero ésta, es una realidad que se construye, no es magia. Acompañar con afecto, ayudar a discernir, a descubrir nuestros errores, a valorar nuestros esfuerzos y logros, a buscar maneras conjuntas para salir de entuertos, ..... es una responsabilidad de todos; pero especialmente de los padres, primeros responsables de la educación de sus hijos.

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