Dicen por ahí que "la voz del pueblo es la voz de Dios"; pero ¿existe "el pueblo"?
¿Que tal si la realidad es la persona, el ser humano, varón o mujer que interactúa con otros en un determinado tiempo y espacio construyendo su propia historia junto a esos otros?
¿Será que esa expresión busque validar el pensamiento o los deseos de la mayoría sin que interese, mayormente, que terminará siendo una imposición a las minorías que, normalmente, permanecen calladas?
¿Que tal si esa mayoría tan solo comunica, a modo de virus, ignorancias y temores?
Cuando el ser humano se contenta con lo que ve delante de sus ojos sin interesarle conocer más, descubrir más (piensa en los niños que continuamente se asombran ante cada nuevo descubrimiento y no se cansan de seguir investigando, probando, experimentando), quizá tan solo apoyándose en lo que le dice el vecino... quizá... construimos realidades que no son ciertas.
Aun cuando hay "razones del corazón que la razón no entiende" (Blas Pascal) si no te detienes a reflexionar sobre lo que aprendes, sobre lo que haces, sobre tus logros o tus errores, incluso sobre tus temores y tus fuentes de valor quizá solo formes parte del gran grupo de aquellos que siguen la opinión de otros.
Así... la voz del pueblo será simplemente una excusa para imponer (ideas, ideologías, deseos, percepciones, ...) a quienes no tienen acceso a hacer escuchar su voz.
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jueves, 10 de marzo de 2011
domingo, 4 de julio de 2010
Esperando... esperando...
"No esperábamos que fueses así."
Hace mucho años atrás, un alumno mío (tenía 14 años) se acercó a mi y me contó que había embarazado a su polola (que tenía 15). Él, quería tener al bebé y hacerse cargo de él (como decía)... pero, alrededor de él habían varias personas que estaban decepcionadas de él.
Estoy pensando, en este momento, en los primeros que siguieron a Jesús. Algunos esperaban que fuese quien restaurara el Reino de Israel, el Reino de David... después de un tiempo, cuando vieron que sus acciones (las de Jesús) no iban a provocar la revolución que esperaban... se decepcionaron...
Hasta los más cercanos de sus discípulos llegaron a decepcionarse de Jesús cuando comenzó a decir cosas como que "el hijo del hombre debía sufrir..." (Mc 8, 31) a tal punto que Pedro le reprende y Jesús llega a decirle "Apártate de mí, Satanás" (Mc 8, 33).
Jesús, en cambio, no espera nada de sus discípulos. Solamente los invita a seguirlo, les propone un estilo de vida, les plantea poner en el centro de sus valoraciones a la persona, en especial aquellas que tienen menos posibilidades de realización. Les propone una relación personal con Dios, como padre de todos, no de unos cuantos que se creen sus dueños o piensan tener el poder de manipularlo a su antojo como si se tratara de saber conjuros mágicos con los que pueden controlar a las fuerzas divinas.
Marco Antonio Bellott
Estoy pensando, en este momento, en los primeros que siguieron a Jesús. Algunos esperaban que fuese quien restaurara el Reino de Israel, el Reino de David... después de un tiempo, cuando vieron que sus acciones (las de Jesús) no iban a provocar la revolución que esperaban... se decepcionaron...
Jesús no llegaba a sus expectativas. Algunos se fueron, otros se distanciaron y después volvieron a ser del grupo de sus discípulos. También estaban aquellos que veían en Jesús un maestro, alguien a quien seguir para restaurar la religión de Israel, afianzar el poder del Templo, levantar, como estandarte, los símbolos de Israel frente al imperio romano... También se decepcionaron de Jesús cuando vieron que, más bien, los llamaba "cueva de ladrones" (Mc 11,17).
Hasta los más cercanos de sus discípulos llegaron a decepcionarse de Jesús cuando comenzó a decir cosas como que "el hijo del hombre debía sufrir..." (Mc 8, 31) a tal punto que Pedro le reprende y Jesús llega a decirle "Apártate de mí, Satanás" (Mc 8, 33).
Jesús los decepcionó.
¿Los decepcionó o se decepcionaron?
Definitivamente se decepcionaron. Esperaban algo más de Jesús, ciertamente no tenían claro que fuera el Hijo de Dios... pero esperaban algo más de él y... en realidad... todo los iba a llevando (así parecía) al fracaso de cada una de sus expectativas sobre él.
Jesús, en cambio, no espera nada de sus discípulos. Solamente los invita a seguirlo, les propone un estilo de vida, les plantea poner en el centro de sus valoraciones a la persona, en especial aquellas que tienen menos posibilidades de realización. Les propone una relación personal con Dios, como padre de todos, no de unos cuantos que se creen sus dueños o piensan tener el poder de manipularlo a su antojo como si se tratara de saber conjuros mágicos con los que pueden controlar a las fuerzas divinas.
Si... Jesús, el Dios que Jesús nos revela... viene a nuestro encuentro y nos invita a seguirlo. Sucede que el amor acepta al otro sin esperar nada a cambio y sin pedirle nada a cambio.
Que nuestra única deuda con los demás sea la del amor mutuo (Rm 13,8).
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