jueves, 19 de noviembre de 2009

Fácil


Dios no es dios.

Marco Antonio Bellott

El mes recién pasado me ha permitido pensar una y otra vez en lo fácil que construimos ídolos, esos muñequitos de barro a los que prendemos incienso y adoramos dándoles poder. Por cierto gracias a una conversación con un amigo sacerdote.
Me puse a pensar en la cantidad de jóvenes que gastan energías, tiempo de sueño, que ayunan, etc., etc. por sus ídolos, dentro de su club de fans. jóvenes que pueden pasar horas bajo la lluvia y el frío con tal de adquirir entradas para ir al concierto de su ídolo o comprar lo último en tecnología.
Fans... fanáticos de sus ídolos...

Pienso, también, en lo fácil que nos hacemos (nosotros mismos) ídolos de otros... el dulce sabor del poder...
  • El profesor que siente el sabor del poder haciendo que el estudiante se incline ante su voluntad... no siempre es fácil que se traten de tú a tú aun si uno tiene la responsabilidad de ayudarlo a aprender y el otro asume el compromiso de aprender.
  • Cuando convertimos la liturgia en ritos mágicos, también asignamos poder idolátrico a gestos y palabras. terminan siendo más importantes que Dios mismo.
  • Cuando subrayamos lo sagrado de tal manera que buscamos, en el otro, defectos y pecados a fin de ponerlo a prueba y "hacerlo digno" de... "lo sagrado".
  • Posturas, costumbres, leyes..... todo cuanto hacemos intocable, indiscutible, seguro que ya lo convertimos en ídolo.
  • Cuantos grupos que convierten la relación con Dios en un PODEROSO acto de sanación, que termina convirtiéndose en un lucrativo negocio.
  • Hasta en tiempos de Jesús el diezmo al Templo era una exigencia que afirmaba poder, ejercido ante el resto del pueblo de Israel, incluso ante el Imperio Romano, que permitía una moneda propia para el Templo.

El Dios que Jesús muestra, definitivamente, tiene otro rostro.

Es PADRE. Abba (papá, mi papá).

Esto ponía furiosos a los maestros de la Ley y a los sacerdotes del Templo porque sacaba, la imagen del Dios todopoderoso, omnipotente, del pedestal, del Lugar Santo, para hacerlo cercano al hombre, para ponerlo a la altura del hombre. NO HECHO A MEDIDA DEL HOMBRE como los dioses griegos que juegan con la vida de lo hombres escribiendo y manejando a gusto sus "destinos".

Es Padre, padre misericordioso que abraza, consuela, aconseja, y cuando el hijo se va de casa y se autodestruye sale cada momento a ver si regresa a casa y cuando lo hace sale corriendo al encuentro del hijo que estaba perdido, lo abraza, consuela, hace fiesta por él. No le reclama nada. (Cfr. Lc 15, 11-32)

Es padre que carga al hijo cuando no puede levantarse.
Es padre que juega y habla con su hijo, de tú a tú.

Nadie puede apropiarse su paternidad, porque es Padre de todos. Nadie está más cerca o más lejos de Él. Nadie tiene que hacer méritos para estar junto a Él, porque Él mismo viene a nuestro encuentro.

No tiene pedestales. No tengo que gritar para que me escuche, ni llenar mi boca de palabras para que me escuche, porque es más íntimo a mi mismo que mi propia conciencia. Porque mientras el niño juega ahí está su padre, acompañándolo.

"No hizo alarde de su categoría de Dios sino que se vació de sí mismo, haciéndose servidor..." (Filipenses 2, 6)

miércoles, 21 de octubre de 2009

Gratis


... para amarlo y servirlo.
 
Hace tiempo, durante una conversación con quien fue mi profesor de Antropología, don Ítalo Gastaldi, hablamos sobre el héroe rojo, personaje de Ernest Bloch.
¿Quien es, ese héroe?
Alguien, sin nombre, que dedica su vida a la construcción de una sociedad utópica, sin importarle las consecuencias y, al final, totalmente desgastado, muere. Lo más probable es que nunca vea los frutos de sus esfuerzos y, como no cree en Dios, no lo hace por una vida futura que premie sus luchas y sufrimientos, de hecho, está convencido de que con la muerte todo acaba.

¿Que mueve mis actos?
Hace tiempo leía un estudio sobre la infidelidad matrimonial y un dato significativo señalaba que (no recuerdo porcentajes) muchos varones terminan siendo fieles a su pareja no porque quieran ser fieles sino porque temen las consecuencias de sus actos.

¿Dios, el Dios de Jesucristo, está presente en nuestras decisiones?
¿Por miedo a las consecuencias que puedan tener nuestras acciones? ¿por miedo al castigo? ¿por miedo al infierno o al paraíso perdido?
Si fuera así, hasta este héroe rojo tendría más mérito.
La misma Encarnación de Dios sería un hecho totalmente absurdo si al final fuese más fuerte la pérdida del paraíso o el castigo de los actos realizados.
Si este amor de Dios, que asume toda mi realidad y redimiéndola desde dentro, no liberara al hombre... entonces seguro... que habría sido un esfuerzo inútil, una vida inútil, una pasión inútil, una muerte en cruz inútil... ¡hasta la resurrección inútil!

"Dios quiso reunir en él (...) a los seres celestiales como a los terrenales." (Ef 1, 10) En Él la misericordia ha vencido, en Él el amor ha mostrado ser invencible. ¿profano, sagrado? Todo es santo, porque Dios mismo asumió la realidad humana y la divinizó. Dios se hizo hombre, Jesús, el hombre, el Cristo, es Dios.

"No me mueve mi Dios, para quererte,
el cielo que me tienes prometido.
Ni me mueve el infierno tan temido 
para dejar por ello de ofenderte.
Tú me mueves Señor,
múeveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor y en tal manera que
aunque no hubiera infierno te temiera
y aunque no hubiera cielo te amara.

No me tienes que dar porque te quiera
pues aunque lo que espero no esperare
lo mismo que te quiero te quisiera."

Amar y servir a Dios es el camino de realización. Un corazón agradecido, siempre hallará motivos para estar felizmente agradecido, encontrará la propia realización porque se habrá comprometido en la construcción de un mundo mejor, de una familia mejor, de un barrio mejor, de una sociedad mejor. Amar y servir a Dios me comprometerá totalmente con la construcción de mi propia persona que nunca se desarrolla sola: está comprometida con el desarrollo de las otras personas, objetos de nuestro amor.

Deseo, de todo corazón que lo que nos mueva (a mi y a ti) sea solo gratitud por tanto bien recibido (el amor de Dios que vino a mi encuentro).

martes, 13 de octubre de 2009

Sobre todo

Dios, el único absoluto.

Cuando era pequeño y estudiábamos el catecismo a partir de preguntas y respuestas, había una que decía "¿para qué te ha creado Dios?" a lo que aprendimos a responder "Para conocerlo, amarlo y servirlo en esta vida." (Todavía recuerdo la pregunta y su respuesta)

A lo mejor en ese momento no comprendíamos su significado, sin embargo permanecía en nuestra memoria hasta encontrarle un sentido.

Hace unos años, en una de mis clases sobre axiología y comportamiento moral conversaba con mis alumnos acerca de aquellos valores que convertimos en absolutos. Evidentemente ahora no entraré en toda la reflexión pero nos hace mucho bien recordar que a medida que buscamos caminos para conocer mejor a Dios, para amarlo (lo que supone un acto de voluntad que se va haciendo vez por vez, día a día, y supone, por lo mismo, una decisión) y servirlo hallamos el camino de nuestra realización personal, porque nos encontramos ante Dios, sin límites, sin prejuicios, cara a cara, tal cual somos, Él nos conoce plenamente, no hay miedo a defraudarlo porque no tiene expectativas sobre nosotros, no espera nada a cambio de su amor, ni siquiera espera que cambiemos.

Por el contrario, cuando buscamos o construimos nuestros "absolutos" a partir de la realidad que nos rodea, simplemente elegimos una limitación.

Me explico:

El dinero (el poder, el trabajo, la democracia, la patria, el estado, el partido político, la ideología -cualquier bien posible e imaginable-) es una realidad valiosa, es un bien que nos permite adquirir bienes que ayudan a mejorar nuestra calidad de vida; sin embargo, cuando lo convertimos en un absoluto (lo colocamos por encima de todo) ya no importa ni la familia, ni los amigos, y cualquier otro interés queda subordinado a poseer más dinero. Incluso se termina por ser infeliz cuando no se logran las ganancias esperadas.

A veces, hasta nuestras ideas personales las convertimos en absolutos y no admitimos ningún tipo de discusión o contrapropuesta.

Cuando sacamos a Dios de nuestras vidas, es más que probable que terminemos construyendo absolutos a partir de cosas, ideas, o sentimientos y, por lo tanto, las endiosemos. Ya verás lo pronto que encontrarás unas víctimas que ofrecer a estos nuevos dioses.

¡Que bueno que en el camino de nuestra vida hay un llamado de atención que nos recuerda este peligro: "Amarás al Señor tu Dios, con toda tu alma, con toda tu mente y todo tu corazón..."!

Dios, el Dios de Jesucristo, este Dios que es una comunidad de amor nos abre a infinitas posibilidades de realización. No necesitamos pisar a nadie, no necesitamos utilizar a nadie, no necesitamos eliminar vidas para alcanzarlo, no necesitamos cerrar las puertas a ninguna persona porque cabemos todos, ni siquiera necesitamos esforzarnos por alcanzarlo porque ya hemos sido alcanzados, Él se encarnó, nos amó de manera incomparable, se puso a nuestro servicio, se hizo siervo.

Por eso conocerlo, amarlo y servirlo, más que un destino, se convierte en una invitación, en una tarea inclusiva y facilitadora de la realización humana.

"Vengan benditos de mi Padre" (Mt 25,34)

miércoles, 26 de agosto de 2009

Creador

Dicen que por la boca muere el pez. ¿qué dice de una persona escucharle decir que el hijo que tiene no fue planificado o que no fue querido o... peor... que fue un accidente?
Cada niño que nace es un éxito de la naturaleza, fruto de una arquitectura e ingeniería que rayan la perfección. El espermatozoide más fuerte, más veloz, más sano, llega al óvulo y lo fecunda: ¡un éxito de la naturaleza!
Si, un éxito de la naturaleza; pero también un acto divino. Dios crea al hombre.
la naturaleza sólo da lo que puede dar y lo que da está enmarcado en el aquí y en el ahora, es medible, es cuantificable... mientras que el ser humano siendo todo eso va más allá de esos límites, los trasciende. Trasciende los límites materiales con su pensamiento, con su libertad, con la capacidad de autodeterminarse, de proyectarse, de mirar la propia vida y querer mejorarla, con la capacidad de valorar lo que le rodea y a sí mismo.

Sí.
Soy... eres... somos... frutos de un acto deliberado del amor de Dios.

Dios quiere que vivamos, nos llama a la vida simplemente por amor, no pide nada a cambio, no espera nada a cambio. Me ama incondicionalmente. Es mi padre.

Dios, el todopoderoso, es mi Padre y me ama.
Dios, el todopoderoso, es mi Padre y acompaña mi caminar.
Dios, el todopoderoso, es mi Padre y, conociéndome desde dentro, me propone caminos de realización personal.
Dios, el todopoderoso, es mi Padre y espera cuando no quiero escucharlo, mirarlo o, simplemente, cuando ignoro su presencia.

Dios es mi Padre, creador, sostenedor, amor providente. Yo no podría existir si Él decidiese quitarme la vida. Por lo mismo, el acto creador no es un acto de un momento, sino es un acto continuo: Dios sostiene, alienta mi vida... y porque me ama no se arrepiente, ni se rinde, DA LA VIDA.

Por eso, la misma muerte no es un punto final, es una coma... continúa...
Por eso, cada día que pasa estamos más cerca a nuestra resurrección... PORQUE HEMOS SIDO LLAMADOS A UNA VIDA EN PLENITUD.

Si soy creatura, seguro que encuentro mi camino de realización de cara a Dios, encuentro en Él la plenitud... encuentro en Él la fuente de mi alegría. Sí, Dios es mi Padre, me ama y es mi Señor.

"Hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creido en él" (1 Jn 4, 16)

viernes, 21 de agosto de 2009

A las puertas del cielo

El Dios puente.

¿Creer o no creer?
Toma. Come. Éste es mi cuerpo, ésta es mi sangre. El Dios-con-nosotros se hace punto de encuentro: El hombre se encuentra con Dios, Dios se encuentra con el hombre. Yo, sin perder mi personalidad, mi historia, con mis luchas y pecados, limpio aunque no impecable... yo, ingreso en la inmensidad de Dios y Dios se hace uno conmigo y en Él estoy unido a ti... más íntimo que la cercanía corporal, más íntimo que compartir sentimientos, emociones, pensamientos, amistad.

Este es mi cuerpo es una manera de decir éste soy Yo: el Jesús que caminó por las calles de Jerusalén, el Jesús a quien gustaba comer con amigos, el Jesús de Nazareth que hacía sentir bien a quienes eran desaprobados ya sea por sus costumbres o simplemente por prejuicios, ese Jesús que nació en Belén que sanó a tantos y no a todos, ese Jesús, nacido de mujer, que pasó por lo dolores de la flagelación y de la cruz, el que resucitó... Ese es quien afirma: "esto es mi cuerpo, esta es mi sangre".

Cuando estoy frente a ese pedazo de pan, después de la consagración... estoy frente a Dios, de rodillas frente a Dios; pero también de pie frente a Dios porque su siervo soy pero, en Cristo, también, su hijo y amigo soy.

Ahí está Él, que viene a mi encuentro y, al mismo tiempo, espera que yo me acerque.

Ahí está Él, como puente de encuentro, como puerta del cielo donde el universo entero se encuentra adorando a Dios y Él... se acerca... todopoderoso... sin hacer alarde de su poder; más bien, haciéndose comida.
No me pide nada a cambio, sólo se acerca colmado de amor misericordioso esperando que yo dé mi primer paso para gozar de la abundante misericordia de su amor.
¿Puedo, acaso negarme a tanto bien?

Parece absurdo, sin embargo muchas... muchas veces... por falsos temores, por sentimientos de culpabilidad infundados, por remordimientos insanos, quizá hasta por el afán de autocastigarnos, rechazamos su abrazo misericordioso.

Ahí está Él, Dios, tendiéndome la mano, mirando dentro de mí, amándome sin restricciones, haciéndome suyo totalmente hasta hacerse una carne conmigo.

miércoles, 22 de julio de 2009

Si Dios lo quiere

La confianza que genera compromiso.

a) Ella tiene un hijo. Desde hace más de diez años está postrado en cama y solo mueve los dedos, los labios y sus ojos.
Afirma, con mucha fe: “Dios así lo quiere, Él sabrá por que.
b) Mi amiga dice “soy agnóstica, prefiero serlo”
c) Un tío, muy querido, me dijo un día: “soy ateo. Tú crees porque te enseñaron a creer. A mi no, por eso puedo argumentar con razones porqué no creo.”
d) El profe de religión le dijo al niño “Dios es como tu papá” y el niño le dijo “mi papá me da miedo… especialmente cuando llega curao y pega a mi mamá. A mí ya me tiró contra la pared un par de veces cuando…”

Decir “Si Dios lo quiere” ¿no será una excusa o una forma primitiva de resignación... en lugar de un sinónimo de “Padre, me pongo en tus manos…”?

Lo que encontramos en el Antiguo y Nuevo Testamento no es resignación, más bien nos pone ante la alternativa de tomar nuestras propias decisiones. Nos muestra un Dios que se acerca y se conduele del sufrimiento humano y lo ataca (al sufrimiento, al mal) desde dentro para SANAR-SALVAR al hombre. Nos muestra un Dios que camina hacia la persona, la llama por su nombre (señal de que la conoce, o por lo menos se interesó de conocerla), la invita a seguirlo y, casi de inmediato, la envía a anunciar salvación-sanación: “echar demonios”, pescar hombres, anunciar alegrías (la buena noticia).

Ahí está Dios… cercano… propositivo… no nos necesita pero, amándonos, nos asume tal cual somos y nos empodera para hacer el bien.

Dios quiere nuestro bien. Tu bien… mi bien… con nombre y apellidos… dándonos el poder para lograrlo.

¿Quieres? “Ven y sígueme” (Mc 10,21). Es una llamada, tan cercana, que me siento muy libre como para no seguirlo.

El Dios familia

Cuando creo que creer es algo individual.

“Dijo Dios, hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, (…) A imagen de Dios lo creó, macho y hembra los creó.” (Gn 1, 27) y “el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su mujer y pasan a ser una sola carne” (Gn 2, 24)

¡Que especial este Dios que nos muestra Jesús!

  • No es un individuo; pero es uno.
  • Son tres; pero no son multitud.
  • Distintos entre si porque son personas capaces de generar relaciones pero uno solo.
  • Una sola comunidad, una familia.
  • y… nosotros… su imagen y semejanza.
Sí, somos su imagen y semejanza; realidad y tarea… un desafío: mostrar a Dios… imagen que se hace realidad A MEDIDA QUE SOMOS COMUNIDAD… siendo familia.

Si creo en el Dios de Jesús, creo firmemente que el otro, el que está a mi lado, ese que es distinto y totalmente diferente… ese… es mi hermano, es cercano, no es completamente distinto, me interesa lo que le sucede, no me deja indiferente su preocupación, sufrimiento o alegría.

Si Dios es comunidad, y creo en Él, me interesa mostrarlo acercándome, rompiendo las barreras que hayamos podido construir.

Este Dios-familia vive en nosotros, su presencia nos hace sagrados “con todo, llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que esta fuerza tan extraordinaria proviene de Dios y no de nosotros mismos.” (2Co 4,7)

viernes, 29 de mayo de 2009

No sirve de nada

¿Sirve de algo creer en Dios? Preguntó un estudiante.
Y, un amigo cura, respondió, “no sirve de nada”.

Se hizo un silencio en toda la sala.

Abrigarse es útil cuando hace frió.
Tener algo para comer cuando tenemos hambre es útil.
Hasta los amigos son útiles cuando nos sentimos solos, cuando necesitamos un apoyo, cuando necesitamos un hombro para llorar, una mano para caminar o una mirada que mirar.

No necesito creer en el aire para respirarlo, aunque sea necesario para la vida y, sin embargo, todo el tiempo respiramos, una y otra vez, cada momento de nuestros días y noches.
Y… de vez en cuando… inhalamos una bocanada de aire fresco, de una forma especial, profundamente, detenemos nuestra respiración, llenamos nuestros pulmones hasta el fondo, sentimos el aire… hasta… lo saboreamos. 
Nos damos cuenta del aire, por unos instantes. Lo gozamos… y luego seguimos respirando como si el aire no existiese.

Creer en Dios no es igual a afirmar una y otra vez ¡CREO!, ¡CREO!, ¡YO SI CREO EN DIOS! (no se trata de autoconvencerse)

Creer en Dios es un acto de voluntad, pero al mismo tiempo un don: el don de poder darnos cuenta de su presencia, como esas bocanadas de aire respirado. Pero también el querer fiarme, abandonarme (como uno se abandona en la persona amada) en la confianza que Dios me ama, en una relación íntima y personal (que no es lo mismo que individual) me fío de que me ama con amor de Padre, me fío que se preocupa por mi, me fío de que se conmueve con mi dolor y sufrimiento, me fío tanto que no necesito largas pláticas para que se dé cuenta de mis necesidades, porque me fío de que está más cercano a mí que mi misma conciencia. Porque lo vi en Jesús, que nos muestra al Padre.

miércoles, 29 de abril de 2009

Gracias

Con dulces silbos amorosos me conduces...
Te doy gracias Señor, de todo corazón...
Te doy gracias por la manera en que me amas,
por el amor que muuuuuuchas veces no he entendido y que he tradado en aceptar como tuyo, porque con razón no lo he entendido.
Gracias porque, lo más probable es que seguiré sin entender muchos de tus gestos amorosos; Y aun así también gracias porque , seguro, seguirás a mi lado para que yo pueda ver tus signos o escuchar tus silbos amorosos con los que me llamas y guías mis pasos.

viernes, 24 de abril de 2009

¿Quien es el Dios de la Biblia?

¡Haceme pata! (Acompáñame)

Me gusta mucho la imagen del Génesis en la que se relata cómo Dios baja, al atardecer, para caminar con Adán.


Pareciera innecesario, porque Dios está siempre presente, es el poderoso creador de todo cuanto hay, está presente en todo y en todo tiempo; sin embargo, el libro del Génesis subraya que bajó a pasear con Adán y al no encontrarlo lo buscó, lo llamó.

Podríamos decirle "No te hagai el leso, si sabí donde está". (¡Cómo Dios no va saber dónde está la persona que ama!)

Una y otra vez a lo largo del Antiguo Testamento se repite esta búsqueda de Dios: Él baja, toma la iniciativa, busca, llama al hombre por su nombre, insiste,  vuelve a insistir hasta encontrar respuesta.


Es un Dios que quiere estar cerca del hombre.

Es un Dios que quiere caminar con el hombre.

Es un Dios que le asegura su protección aun cuando haya hecho algo abominable, como matar a su hermano (Caín)

Es un Dios que hace un pacto con el hombre y su descendencia (Abraham)

Es un Dios que pelea con el hombre (Jacob)

Es un Dios que pelea al lado del hombre... (Josué)

Es tan fuerte su VOLUNTAD DE ENCUENTRO con el hombre que se encarna, se hace ser humano, desde la fecundación, implantándose en un útero, el de María, recibiendo de ella su código genético, naciendo indefenso y totalmente necesitado... por amor...

Sí… Por amor… ya que es imposible poder buscar retribución en un acto como ese. Por eso es un acto totalmente gratuito y libre que lo más que puede esperar es un acto de correspondencia; pero también libre. De otra manera, no podría ser amor.

Dios, el Dios de la Biblia, que es Amor, como nos recuerda Juan en su carta, es una cercana presencia, voluntad de encuentro.


domingo, 1 de marzo de 2009

Guardar memoria

Cuando el tiempo pasa inadvertido.
Hoy quiero pensar en la CONVERSIÓN. Un necesario retorno a Cristo, al Hombre, no a leyes, costumbres o comportamientos esperados, sino un retorno a Jesús, el mesías, el de
Nazaret.
Un retorno que se hace imposible si no guardamos memoria de quienes somos, un retorno inadmisible cuando la intolerancia se hace pan de cada día junto a la prisa de la jornada y el correteo entre actividades.
Guardar memoria, detenernos a mirar nuestro tiempo, nuestros días y acciones, juzgarlas de frente a Cristo y continuar el camino se hace necesario en este tiempo donde el ser humano parece estar cada día menos presente.
Detener nuestro tiempo para
  • abstenernos de palabras hirientes,
  • para abrir las puertas que cerramos a otros,
  • ...
... para ayunar de 
  • odios,
  • rencores,
  • temores,
  • revancha, ...
Cuarenta días para mirar con una mirada especial los días de nuestra vida.

Marco Antonio Bellott Pabón
marzo, 2009

domingo, 8 de febrero de 2009

¿Quien soy?

Cuando la verdad es un encuentro.

Realmente no es una pregunta novedosa; sin embargo las respuestas nunca se repiten, dependiendo de quien la conteste e incluso si uno mismo volvió a hacerse la pregunta… y aun así la respuesta termina siendo una sola: “Yo soy yo”.

- ¿Quién eres?
= Yo soy Francisco Pérez.
- No te pregunté ¿como te llamas?, sino ¿Quién eres?
= Pues soy… un estudiante.
- No te pregunté ¿Qué haces?, sino ¿Quién eres?
= Soy hijo de Federico Pérez y Antonia García.
- No te pedí que me dijeras ¿Quiénes son tus padres?, sino ¿Quién eres?
¿Te encontraste alguna vez con un diálogo semejante?

Yo si. Y encontraba rasgos de desconcierto en quienes intentaban responderse la pregunta.

- Yo y mis circunstancias… soy.
- Yo y mi tiempo… soy.
- Yo con otros… soy.
- Yo y mis relaciones... soy

Cuando miramos los objetos que nos rodean y nos damos cuenta que somos distintos… no somos “eso”, comenzamos a identificar nuestro YO.
El día en que, frente a nuestra mamá o papá, descubrimos que no éramos ellos, imitando nos apropiamos de nosotros mismos… comenzamos a identificar nuestro yo.
Si ya te enamoraste, recordarás que fuiste encontrándote más y más a ti mismo, porque querías ir al encuentro de esa persona que atrajo tu atención por encima de otras. Comenzaste a identificar tu YO.

Yo soy YO. No hay otro como YO. Ni siquiera mi clon (mi hermano gemelo univitelino, con quien compartimos la misma carga genética) es Yo, ya que él construye su propio YO.

Yo tengo un nombre y apellido, vivo en un determinado lugar, en un determinado tiempo, tengo una mirada particular de la realidad en la que vivo, he adquirido ciertas habilidades y las he aprendido a desarrollar, adquiero mayores y mejores competencias para vivir en esta sociedad del siglo XXI, amo a personas concretas y soy amado por ellas y abandonado a la confianza de ser amado sigo expresando amor de la manera que he aprendido a amar, aun sabiendo que mi pareja espera gestos de amor de acuerdo a la manera en que ella aprendió a amar.

Soy tan yo que es innegable mi soledad existencial…soledad que solo termina cuando descubro en lo más profundo de mí al Ser que subsiste y por quien existo, aquel de quien San Agustín dijera “intimior intimo meo” (más íntimo a mí que yo mismo): Dios, que se nos reveló en Jesús de Nazaret, el Khrystós, como Comunidad Trinitaria de amor y nos planteó un cambio de relación… Relacionarnos como hijos, llamar a Dios Abbá: papi.

¿Quién soy?
Yo soy el hijo amado. Mi vida es un himno al amor de mi papá. Mi padre me ama personalmente a mí. Hasta se tomó el tiempo de contar mis cabellos. Aun si me fui de su lado… Mejor aun, porque me alejé, porque me desfiguré, cuando dejé de verme como Yo y me convertí en cosas, en objetos, aun cuando me vendí o me volví asesino de mi hermano… aun con toda esa historia de autodestrucción… Él, mi papi, más íntimo a mí que yo mismo… permaneció conmigo, esperando que yo decida volver, para hacer una fiesta el día de mi regreso a casa.

Sí, yo soy Yo.

Marco Antonio Bellott Pabón
Febrero, 2009

viernes, 6 de febrero de 2009

Todo el mundo

Cuando surge algún evento que afecta el medio ambiente, las especies animales que viven allí quedan afectadas; algunas, incluso, hasta la extinción.

Los animales dependen de su medio ambiente. Existe una dependencia entre necesidad y satisfactor: y la principal necesidad (no la única) es la de alimentarse para poder sobrevivir.
Conocemos de animales que se alimentan de un tipo específico de hojas, entonces, son más susceptibles a los cambios climáticos.
Cualquier desequilibrio en la escala alimenticia afecta a las especies que viven en un determinado territorio. Su hábitat.
Los sentidos de los animales se han especializado para un determinado territorio: están vinculadas a él  porque pueden satisfacer sus necesidades. (Por necesario entiendo aquello que no puede estar ausente o ser suplido. De otra manera no sería necesario) El ser humano también recibe información parcelada del ambiente en el que vive (de hecho cada uno tiene su propio punto de vista, el lugar desde donde mira) sin embargo a los limitados estímulos que puede recibir los supera ampliamente con las percepciones que genera de su entorno: está en un determinado punto pero puede percibir las montañas a su alrededor, levantar la mirada y gozar del color del cielo en ese amanecer o al caer la tarde y celebrar la vida más allá de las necesidades surgidas.

Es interesante que el animal dependa de sus instintos para poder sobrevivir... y como los instintos no se equivocan... sobreviven exitosamente cuando encuentran lo necesario para satisfacer sus necesidades.
El ser humano, en cambio, se equivoca, le toca decidir y como parte de sus decisiones a veces opta por determinarse, hasta poner en riesgo su supervivencia; pero en este caso la de él, no la supervivencia de la especie.

"El animal capta y conoce parte del mundo lo que necesita del mundo, y eso es para él «todo el mundo». El hombre está abierto a todo el mundo, o mejor, a todo el ser” (1)

Marco Antonio Bellott 
Febrero, 2009

(1) Valverde, Carlos (1994, 118).

sábado, 31 de enero de 2009

Nacidos para la extinción

Sobreviviendo a la fatalidad.

Sí, con total precisión, esa es una potente verdad: El ser humano, varones y mujeres, es un sobreviviente.
Gozosa y exitosa experiencia de vida que no tiene explicación en la evolutiva realidad en la que estamos sumergidos.

¿Cómo es eso?

La evolución cambia para mejor. Por lo menos esa es la hipótesis fundamental: Una mayor especialización, una mejor adaptación. Órganos, extremidades; funciones más perfectas para sobrevivir en la naturaleza ya sea como depredadores o presas, carnívoros, insectívoros, hematófagos, herbívoros, ... ... ... Cada una de las especias nacen ya listas para la vida, las más... listas para sobrevivir por sí mismas. Algunos vivientes... requieren ciertos cuidados sociales; pero biológicamente están listos para vivir...

El ser humano NO.

Somos seres deficitarios.
Nacemos desnudos, sin un pelaje que nos proteja de la intemperie.
Si hubiera depredadores cerca ya estuviéramos (hace tiempo) muertos.
Y si no los hubiera de igual manera hubiéramos muerto porque no nacemos con instintos primarios suficientemente fuertes como para alimentarnos por nosotros mismos.

Somos tan indefensos y deficitarios que aun cuando han pasado una veintena de años, seguimos necesitando de aprendizajes y para lograr algunos de ellos, a veces, tropezamos con la misma piedra varias veces.

Siiiiiiii.

No tenemos lo suficiente para vivir y SIN EMBARGO acá estamos... haciendo historia. No solo nos adaptamos a cualquier habitat, sino que creamos nuestros propios espacios vitales.

Apenas tenemos alrededor de 30.000 años y somos unos vivientes exitosos, hemos creado civilizaciones, las hemos destruido, desarrollamos conocimientos y tecnología y superamos cada una de nuestras deficiencias con el uso creativo de nuestra inteligencia, la cual ha ido superando todos los límites en los que la naturaleza material está circunscrita.

Sobreviviente indómito que crea sentidos, que se mueve en un mundo de significados. Que los interpreta de acuerdo a sus propias experiencias para poder seguir construyendo otros nuevos.

Marco Antonio Bellott
enero - 2009