martes, 7 de junio de 2011

Calentando la vida

Hace unos días veía a un muchacho (entre 15 y 20 años) acercando su cuerpo a una fogata improvisada, luego lo miré poner su pie sobre el fuego del que, en un momento, comenzó a salir vapor. Eran como las tres de la tarde, hacía frío, él y su compañero tenía poca ropa y, además, la tenían húmedas, no porque se hubieran mojado bajo la lluvia sino porque era parte de su trabajo. Es domingo, llueve, hace frío... ellos reparan neumáticos y, en el agua, verifican donde está pinchado.
Me pregunto, si todos tuviéramos las mismas posibilidades de estudio, ingresos económicos, etc., etc. muchachos como ellos  ¿trabajarían haciendo lo mismo que hacen hoy?
Conozco personas que responderían que si, porque entienden que la pobreza es una realidad que siempre estará presente, aun cuando las estructuras sociales fuesen otras.
Conozco otras personas que dirían que porque Dios ama a los pobres, debieran ser felices siéndolo.
Y seguro encontraré algunos que digan que si están donde están es porque son flojos y no se les ocurre maneras para salir de su pobreza.






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